La muerte de un ser querido es siempre un acontecimiento largo y difícil de aceptar. Lo es aún más si la persona se ha quitado la vida. Los sentimientos dolorosos que suelen experimentar las personas en duelo se ven amplificados por otros elementos específicos del suicidio.
En primer lugar, está el tabú que rodea al suicidio. Si bien la gente rara vez se inclina a plantear abiertamente el tema de la muerte, es aún más difícil hablar de ella cuando ocurre a propósito. El sufrimiento de los familiares del suicidio se ve agravado por las dificultades para comunicar su angustia. Sin embargo, la soledad y el silencio son los dos principales obstáculos para lograr un duelo reparador.
Las personas que pierden a un ser querido por suicidio no deben dudar en hablar abiertamente sobre sus sentimientos con sus seres queridos, quienes simplemente pueden estar demasiado avergonzados para plantear el problema. No necesitan ayudar a los profesionales de las relaciones. Solo tienen que escuchar para dejar escapar el desborde de emociones.
La persona en duelo puede decir cosas que son difíciles de entender. Ya sea que exprese enojo hacia su ser querido fallecido o hacia Dios o hacia todos aquellos que «podrían haber hecho algo», incluida ella misma. En este caso, es mejor insistir en las necesidades que expresa evitando emitir juicios de ningún tipo. Solo tenemos que dejar fluir esta frustración. Ella pasará.
La mejor actitud a adoptar es la escucha activa, evitando siempre buscar respuestas a tus preguntas. Por eso es mejor tener cuidado de no rechazar frases vacías o clichés como «La vida sigue» o «Debemos pensar en otra cosa». En la misma línea, deben evitarse las explicaciones simplistas del suicidio, así como los juicios de valor sobre la persona desaparecida y sobre las medidas tomadas.
Por otro lado, una forma de brindar algo de consuelo a los afligidos es asegurarles su amistad inquebrantable y su disponibilidad para ayudarlos a superar su terrible experiencia. El oyente puede, sin embargo, sugerirle al ser querido que se suicida que busque ayuda de profesionales si parece querer hundirse en una depresión o si da señales de que a él también le gustaría. terminar con la vida.
Otro factor que hace que el suicidio sea más pesado para los seres queridos que otras muertes es el sentimiento de culpa. Algunos dicen que podría haber sido posible evitar este resultado. Sobre este tema, los psicólogos son categóricos: la elección de suicidarse pertenece solo a quien hace este gesto y nadie puede ser considerado responsable de ello.
El dolor por suicidio tarda más en sanar. Aceptar el simple hecho de que esto es así ya es un primer paso en la dirección correcta.